domingo, 27 de septiembre de 2015

PROGRAMAR ES UN JUEGO DE NIÑOS

Dicen que programar es cosa de mayores, pero eso ha cambiado. Ya usamos PC, tabletas e incluso móviles y otros dispositivos electrónicos en casa o en el cole, desde pequeños y a veces mejor que nuestros padres. Ya usamos internet hasta para hacer los deberes y es que la tecnología ha ido evolucionando para adaptarse a todo el mundo, incluso a nosotros los niños.

Por eso, ¿por qué no empezar ya a aprender a programar?

Para comenzar la mejor manera es a través de Scratch. Aunque recomiendan empezar a partir de 8 años, hay niños que con 6 ya han comenzado a hacer sus primeros programas. Esta aplicación desarrollada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) es de descarga gratuita y muy sencilla de usar. Ya hay millones de personas creando proyectos en Scratch, ya que el MIT ha creado también las herramientas necesarias para que pueda aprenderse a utilizar en colegios, bibliotecas, centros de enseñanza y en nuestra casa. Más recientemente se ha creado CODE, con su propio lenguaje, Blocky por los bloques visuales de Scratch donde podemos encontrar tutoriales muy interesantes para empezar a aprender. Si quieres usar Scratch en tu tablet existe ScratchJr, también desarrollado por el MIT, gratuita aunque con algunas funciones menos. Con Scratch puedes aprender a crear tus propias historias interactivas, juegos y animaciones —nos enseña a pensar de manera creativa y compartir nuestras creaciones con otros en la comunidad en línea o colaborar en proyectos con otros niños y algo muy importante, refuerza nuestra autoestima.

Una vez hayas aprendido lo más sencillo, el siguiente nivel son los productos de LEGO, que ya no solo vende esas construcciones que tanto nos gustan sino que comenzó hace unos años con éxito en el sector educativo través de la programación y la robótica: WeDO y Mindstorm.

LEGO WeDo es un kit de iniciación a la robótica de varios sensores y un motor que se conecta a un ordenador vía USB para ser programado, por ejemplo con Scratch con el que es perfectamente compatible, aunque tiene su propio lenguaje. Gracias a WeDo podremos constuir grúas, coches u otros monstruitos.

MindStorms fue desarrollado por LEGO también en colaboración con el MIT en los años 90. Desde entonces ha habido muchas versiones y la última es EV3. Permite muchas más posibilidades que Scratch y con el kit básico del EV3 podemos construir varios tipos de robots que lanzan bolas, giran, agarran cosas, hablan, tocan instrumentos,... lo que tu imaginación y los sensores y piezas que incluye pueda crear. Es difícil de encontrar en las jugueterías o hipermercados, pero en España lo puedes comprar en las tiendas Juguetronica (399 euros) o a través de Amazon (algo más barato). Para aprender a utilizarlo lo mejor es que te apuntes a alguno de los cursos de robótica que ofrecen profesores especializados como en Kids&Chips,  Rebotika o Robotrónica.



Pero además de LEGO son otras muchas las compañías y firmas de juguetes que están ya vendiendo kits para aprender a construir robots o todo tipo de máquinas programables. Si no sabéis cuál elegir, os recomendamos leer la guía de compras de Xataca.

Una vez que hayas aprendido a programar con los bloques de Scratch o LEGO, el siguiente paso es Arduino, una plataforma de programación abierta mediante la cual podemos programar y conectar a una placa sensores, motores, luces, altavoces, etc. para crear todo tipo de ideas interactivas y con un precio más económico e incluso compatible con Scratch.



Por último puedes atreverte con los lenguajes de programación (html, jQuery, Phyton, Java, etc) tradicionales. Para ello lo mejor es iniciarse de la mano de algún profe de informática del cole o algún programador con paciencia. También puedes intentar con ayuda de tus padres en casa con libros como los que ofrecen editoriales como Anaya o guías interactivas como las de CodeAcademy.

¡Manos a la obra!





domingo, 20 de septiembre de 2015

¿CÓMO FABRICAN LA MIEL LAS ABEJAS?

Seguro que alguna vez te has preguntado cómo fabrican la miel esos pequeños insectos que revolotean alrededor de las flores en primavera, ¿verdad?

La miel es el alimento de las abejas, el cual fabrican ellas mismas a partir del polen de las flores y almacenan en celdas que también fabrican ellas utilizando la cera que producen.

Vamos a explicar el proceso:

1. Búsqueda del néctar.

Las abejas son insectos sociales y viven en comunidad. Además de la reina, en la comunidad se repartirán las tareas encontrando nodrizas para el cuidado de las crías, ventiladoras que baten las alas en la entrada de la colmena para mantener la temperatura en niveles adecuados, productoras de cera y constructoras de celdas en los panales, recolectoras especializadas en néctar y polen, agua y sal, basureras que eliminan cadáveres, centinelas para defender la colonia, etc. 

En época de floración, la comunidad envían abejas exploradoras que localizan las flores por medio de su olfato y sus ojos especializados para ver radiaciones ultravioleta. Cuando localizan las flores, regresan a la colmena y avisan de su hallazgo por medio de diferentes 'danzas' que las demás interpretan. Además, el resto de las abejas olfatean a la exploradora para detectar el olor de las flores encontradas. Las exploradoras comunican más datos por medio del zumbido de sus alas, la posición de su cabeza y los movimientos ejecutados, dando información sobre la distancia y dirección, así como la calidad y cantidad de las flores localizadas.

Las abejas recolectoras pueden volar hasta a 24 Km por hora en sus viajes. El néctar libado de las flores lo depositan en el buche o 'saco de la miel' (pecoreo). Cuando regresan a la colmena, regurgitan el néctar en las celdas o lo entregan a otras obreras para que lo almacenen. Las glándulas salivares especiales de la obrera producen invertasa, una enzima que transforma el néctar floral en miel. 

Además del néctar, las abejas recolectan polen de las flores que humedecen con el néctar para hacer pequeñas bolas que depositan en las cestillas que tienen en sus patas traseras para transportarlo. Una vez en la colmena, el polen se deposita en celdas preparadas para almacenarlo y otras obreras se encargan de deshacer las bolitas traídas y prensarlo con miel para su perfecta conservación.

Las celdas donde se almacena la miel son de sección hexagonal, la forma más eficiente para almacenar con la máxima capacidad y el mínimo gasto de material. Estas celdas se fabrican a partir de cera, que es producida en forma líquida las abejas obreras gracias a unas glándulas especiales que van dando forma con sus mandíbulas mientras se va solidificando. Para cada gramo de cera se requieren de 3 a 4 gramos de miel. En estas celdas se va almacenando la miel, resultado de la secreción del néctar obtenido de las flores y una enzima producida por las glándulas salivares de las obreras. Cuando una celda está llena de miel, las abejas se encargan de cerrarla y sellarla con una capa de cera que se denomina opérculo, lo que elimina la posibilidad de fermentación o que la miel absorba agua.

Una vez almacenada la miel en las celdas, la temperatura de la colmena produce una lenta deshidratación que se denomina 'maduración de la miel'. Si la temperatura de la colmena es baja, las abejas se dedican a irse pasando la miel de unas a otras para que se produzca el mismo fenómeno y quede totalmente elaborada, antes de su definitivo almacenamiento en las celdillas. Para la producción de 1 litro de miel las abejas deben efectuar entre 80.000 y 160.000 viajes hasta las flores y regreso, lo que equivaldría, a escala humana, a unos 4 viajes alrededor del mundo.

¿Verdad que son increíbles las abejas?